«No siempre pensamos lo mismo, pero estamos aquí para trabajar juntos», declaró Macron, subrayando la necesidad de alinear al gobierno argentino con las prioridades del foro multilateral.
Una agenda cargada de simbolismo y estrategia
La visita oficial de Macron comenzó con una cena en la Quinta de Olivos, donde el líder francés y su esposa, Brigitte Macron, compartieron una velada con Milei y su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia. El diálogo inicial marcó el tono de una relación que promete ser compleja, dada la postura libertaria de Milei frente al enfoque social y ambientalista de Macron.
La agenda del presidente francés en Buenos Aires incluyó gestos simbólicos, como la colocación de una ofrenda floral en homenaje a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet, víctimas de la última dictadura militar. Además, Macron participó en un acto en honor al libertador José de San Martín, destacando los lazos históricos entre ambos países.
Un encuentro bilateral cargado de expectativas
La reunión privada entre Macron y Milei, que se extendió por alrededor de una hora, fue seguida por un saludo conjunto desde el balcón presidencial, un gesto protocolar que buscó mostrar cordialidad pese a las diferencias. Según fuentes del Palacio del Elíseo, el objetivo central de Macron era «conectar al presidente Milei con las prioridades del G20», un espacio donde la cooperación internacional será clave para abordar desafíos globales como el cambio climático y la estabilidad económica.
Aunque Milei ha expresado escepticismo hacia los foros multilaterales, el mandatario argentino parece haber tomado el encuentro como una oportunidad para proyectar su imagen en la arena internacional. Por su parte, Macron buscó posicionarse como un puente entre las potencias europeas y el nuevo liderazgo argentino, consciente de las tensiones que genera la postura disruptiva de Milei en el escenario global.
La diplomacia en tiempos de contrastes
El encuentro entre ambos líderes no solo marca el inicio de una relación bilateral cargada de desafíos, sino que también anticipa cómo Milei buscará posicionarse en el G20, un foro donde se enfrentará a miradas escépticas y, posiblemente, a debates intensos.
Con visiones opuestas sobre temas como el rol del Estado, la transición energética y los derechos humanos, la reunión entre Macron y Milei simboliza el delicado equilibrio entre el pragmatismo diplomático y las convicciones ideológicas. ¿Será esta la antesala de una relación bilateral funcional o el inicio de una confrontación sostenida en el ámbito internacional? El tiempo y la cumbre en Río tendrán la última palabra.